ZONA CRÍTICA
Ismael García
X: @May_Garcia_M_
Tribunal de Justicia Administrativa, entre sumisiones y
pifias OAXACA DE JUÁREZ, OAX.- En menos de un año, el Tribunal de
Justicia Administrativa y Combate a la Corrupción de Oaxaca ha demostrado plena
sumisión al Poder Ejecutivo… y también una serie de pifias. Creado supuestamente para defender al ciudadano de los
atropellos de las autoridades estatales y de los actos de corrupción, ha hecho
todo lo contrario y se ha puesto del lado del gobierno. ¿Qué resolución importante ha emitido dicho tribunal en su
corta existencia de casi un año? Ninguna. En cambio, se ha distinguido a nivel nacional por dos
errores en sentencias en contra de Elizabeth Sánchez González, al suspenderla
el igual número de ocasiones de su cargo de presidenta del Instituto Estatal
Electoral. ¿El presidente del órgano? Mateo Martínez Martínez, un
perfecto desconocido sin experiencia para conducir las tareas de dicho órgano
estatal, quien al igual que los demás magistrados ganan un salario
mensual exorbitante, pese a que se dijo que aplicarían la austeridad. ¿Sancionarán a los integrantes del Tribunal de Justicia
Administrativa por tomar determinaciones a modo y su actuación oficialista?
Hasta ahora nadie ha dicho nada, ni siquiera la afectada por sus
sentencias. Así que, por lo pronto, los oaxaqueños se encuentran
indefensos de los atropellos institucionales o casos de corrupción de los que
son víctimas. LA CREACIÓN Fue el 20 de diciembre de 2015 en que la 59 Legislatura del
Estado aprobó la Ley de Justicia Administrativa, pero fue hasta enero del año
2007 en que se instaló formalmente el Tribunal de lo Contencioso Administrativo
de Oaxaca. Tuvo una modificación por parte del Congreso y el 30 de
junio de 2015 cambió a Tribunal de lo Contencioso Administrativo de Cuentas. El 16 de enero de 2018, ya en el sexenio de Alejandro
Murat, mutó a Tribunal de Justicia Administrativa, como ente autónomo… en la
ley. Con ello, el ex priista y ahora morenista colocó a sus amigos y los hizo
magistrados, con Manuel Velasco Alcántara a la cabeza. Para quitar a los priistas y tener un Tribunal morenista y
a modo, a mediados del año pasado, el gobernador Salomón Jara Cruz envió una
iniciativa al Congreso del Estado a fin de modificar el órgano. Así nació con el Tribunal de Justicia Administrativa y
Combate a la Corrupción de Oaxaca, pero con una serie de pifias, con tal de
acabar con todo lo que oliera a muratista. LAS PIFIAS Como suele suceder, desde el Gobierno del Estado se
“sugirió” al Poder Legislativo las ternas para elegir a los integrantes de
dicho órgano, que sustituyó al Tribunal de Justicia Administrativa y la
presidencia recayó en Mateo Martínez. Pero apenas nació y comenzaron los problemas, con la propia
desaparición del anterior órgano, cuando Manuel Velasco Alcántara interpuso una
controversia constitucional, la 396/2023, que fue admitida por la Suprema Corte
de Justicia de la Nación y que ordenaba dejar de inmediato las cosas en su
estado anterior. En ese contexto, el gobernador Salomón Jara había señalado
en reiteradas ocasiones presuntos actos de corrupción cometidos por el Tribunal
de Justicia Administrativa del sexenio anterior, con resoluciones a modo que
representaban ganancias millonarias. Incluso, para aparentar el combate a la corrupción, la
policía estatal se apoderó de las instalaciones del Tribunal, supuestamente
para impedir el saqueo de documentos. Tras la rebeldía de Velasco Alcántara, se le amagó con
revivir diversas órdenes de aprehensión pendientes en su contra; éste andaba de
vacaciones en Israel y luego se fue a refugiar a Canadá. Pero finalmente no se hizo justicia y se negoció… con
muchos millones de pesos de por medio. Un intermediario trajo de vuelta a Manuel Velasco, quien se
desistió de su demanda de controversia constitucional, ganó muchos millones
más; se indemnizó en exceso a los anteriores magistrados. Y sigue impune. LOS NUEVOS Tras ello supuestamente comenzó a operar, ahora sí de
manera ordenada, el nuevo Tribunal de Justicia Administrativa y Combate a la
Corrupción; incluso su primera sesión fue pública, abierta a los medios de
comunicación. Y hasta ahí, porque todas sus sesiones y resoluciones
siguen en la opacidad; el único cambio en ese órgano supuestamente autónomo fue
la disminución de 12 a siete magistrados. Nada más. Cobró notoriedad hasta marzo pasado en que, tras supuestas
denuncias de la Contraloría Interna del IEEPCO, determinó suspender hasta por
un año a Elizabeth Sánchez González de su cargo como presidenta del órgano
(junto con la entonces responsable administrativa, Noemí Sánchez Gutiérrez). Sin defender a la consejera —pues si tiene o no
responsabilidad en los desvíos millonarios de los que se le acusa, tendrá que
ser sancionada o en su caso exonerada por las instancias correspondientes—, la
primera extralimitación del Tribunal de Justicia se reveló de inmediato. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
ordenó la inmediata reinstalación de la presidenta del Consejo General del
Instituto. Pero más tardó en sentarse en su lugar que el Tribunal de Justicia
Administrativa de imponer otra sanción, ahora por tres años. El 8 de mayo pasado, de nuevo el Poder Judicial de la
Federación ordenó reinstalarla en su cargo, lo cual ocurrió el pasado sábado 11
de mayo. ¿Y EL CASTIGO? Nada ni nadie ha garantizado, hasta ahora, que se puedan
sancionar las pifias del Tribunal de Justicia Administrativa y Combate a la
Corrupción, que aún preside Mateo Martínez. Nada ni nadie garantiza que Elizabeth Sánchez González
pueda ser acusada y sancionada por enésima ocasión, sea o no responsable de los
delitos que se le señalan. Nada ni nadie garantiza que el proceso electoral pueda
terminar de manera óptima, ante la serie de conflictos internos que
enfrenta. Entonces, Manuel Velasco Alcántara seguirá en la impunidad
y el Tribunal administrativo seguirá obedeciendo órdenes del Ejecutivo estatal,
para hacer y deshacer a conveniencia política.