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  • Oaxaca de Juárez, jueves, 23 de enero de 2025

EL ZUMBIDO DEL MOSCARDÓN


Francisco Alejandro Leyva Aguilar

X: @leyvaguilar

Cuando una sociedad pierde a un ciudadano a manos de criminales, pierde igualmente un poco de su esencia, pero cuando ese ciudadano es un periodista, entonces lo que se sacrifica también es la democracia, porque los periodistas son garantes de la misma y un asesinato de un comunicador, equivale a infundir miedo a la sociedad en su conjunto.

Vaya un abrazo y mis más sinceras condolencias a la familia de Adriano Bachega, un colega periodista de origen argentino y naturalizado mexicano que decidió vivir en la Sultana del Norte donde a sus 53 años encontró un trágico final. Fue asesinado dentro de su vehículo mientras circulaba por la avenida Lázaro Cárdenas en Monterrey.

Él fue redactor en jefe del portal Diario Digital Online y hasta el momento se desconocen las causas por las que los sicarios le quitaron la vida, pero una de las líneas de investigación de las autoridades regiomontanas, es justamente su actividad periodística.

No tenemos ni dos meses de que Claudia Sheinbaum asumió la presidencia de la república y ya lleva contabilizados 5 mil 33 homicidios dolosos que este fin de semana se incrementaron por la guerra intestina entre cárteles de la droga en Sinaloa y sus repercusiones en otros estados de la república.

Un coche bomba estalló ayer en Culiacán, mientras la guerra entre la llamada “chapiza” y la “mayiza”, tiene al estado de Sinaloa completo bajo fuego y a sus ciudadanos sin poder salir de sus hogares por temor a estar en el momento equivocado, a la hora equivocada, en el lugar equivocado y volverse de esa manera, en un “daño colateral” y, por tanto, parte de la estadística sangrienta que le heredó Andrés Manuel López a su sucesora y marioneta Claudia Sheinaum.

Con el asesinato de Adriano Bachega, Claudia Sheinbaum ya suma dos asesinatos de periodistas en menos de dos meses de gobierno y habría que recordarle a la presidente (con E), que su antecesor y jefe, permitió el asesinato de 47 periodistas, muchos de ellos que fueron hasta la mañanera a pedir auxilio por las amenazas de que fueron objeto y ni así les otorgaron las medidas cautelares.

Hubo otros de esos 47 que incluso contaban con medidas cautelares y aun así terminaron asesinados. El casó más reciente fue el de Mauricio Cruz Solís asesinado el 19 de octubre de este año en una de las zonas más peligrosas para ejercer el periodismo que es Uruapan Michoacán donde gobierna el morenista Alfredo Ramírez Bedolla.

Desde que la cuatroté llegó al gobierno del país, México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo toda vez que 2022 fue el año donde México se convirtió en el país con más periodistas asesinados por cuarto año consecutivo, según informes del colectivo artículo 19 y Reporteros Sin Fronteras (RSF).

Los 47 periodistas que perdieron la vida de manera violenta en el sexenio de López Obrador, no solo fueron víctimas de las balas de la ignominia, sino también de la inacción del gobierno y la precariedad de la profesión, destacó en un artículo RSF.

Los reportes de artículo 19, propublic y RSF, siguen refiriendo a México como el país con más periodistas asesinados porque en lo que va de este sexenio ya han matado a dos, en los dos meses que lleva de iniciado, pero la tendencia obviamente es a la alza porque no solo los periodistas de nota roja, sino hasta los que escribimos columnas, consigamos los hechos que se desarrollan en estados como Sinaloa, Michoacán, Zacatecas, Guerrero, Chiapas, Oaxaca o Guanajuato donde el crimen organizado tiene una presencia constante y amedrentadora.

Hay clara evidencia de las amenazas a reporteros y periodistas en estos estados de la república que ya no saben a quién recurrir porque en muchos casos las mismas policías municipales o estatales, están coludidas con el crimen organizado.

Ejercer el periodismo crítico y veraz entonces se ha convertido en una profesión de alto riesgo en el que los comunicadores tienen que ponderar una de las preguntas más abyectas que tengamos que cuestionarnos en estas épocas de la “transformación”:

¿Vale la vida una nota?… en tiempos extraordinarios que merecen acciones extraordinarias, la respuesta es sí, porque de cualquier manera, con la nota o con la vida, el periodista busca hacer conciencia y formar opinión. Formar opinión en un México autoritario y totalitario, es tan peligroso como consignar información del narcotráfico.

Le toca a Claudia Sheinbaum hacer su chamba protegiendo lo único que queda de democrático en este país que es la pluma de los periodistas libres, honestos y escrupulosos.

@leyvaguilar

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