ZONA CRÍTICA
Ismael García M.
X: @May_Garcia_M_
Oaxaca, Oax., a 23 de
junio de 2025.- No es que en tiempos pasados, de priistas, panistas y
perredistas, no haya habido censura ni ataques a la libertad de
expresión. Pero en los tiempos
morenistas de la llamada Cuarta Transformación son más evidentes y cada vez más
frecuentes, para acallar las críticas. Fue Andrés Manuel López
Obrador quien, literalmente, institucionalizó los señalamientos, y en
consecuencia la exposición, de algunos periodistas y medios de comunicación, a
través de sus conferencias matutinas y en el espacio denominado “Quién es quién
en las mentiras”. Desde luego que tenía,
tiene el derecho de exponer a quien o quienes denuestan con falsedades, pero en
ese afán, convirtió su sexenio en un literal escenario de guerra contra todos
los periodistas, y no exageramos. No había día en que no
reprochara lo que consideraba infundio que contradijera sus datos, así
estuviera equivocado; el tiempo ha dado la razón sobre muchos señalamientos
ahora que ya no está López Obrador en el poder. Claudia Sheinbaum
inició su sexenio, en septiembre pasado, matizando las críticas y sobre todo
los señalamientos en contra de las y los comunicadores. Es cierto, ha habido
menos confrontaciones y reproches, pero no por eso se ha dejado de señalar lo
que los medios consideran errores en su administración. En sexenios anteriores,
el caso más reciente que hallamos es el del ex gobernador de Coahuila, Humberto
Moreira, quien en 2016 demandó al investigador y articulista Sergio Aguayo
hasta en dos ocasiones, en uno de ellos por daño moral en que pedia 10 millones
de pesos; finalmente el periodista fue absuelto. Pero la tentación ha
resurgido en los últimos meses y son cada vez más los casos en que, inconformes
y enojados con la crítica, se ha generado una andanada contra los informadores. En el Senado está a
discusión una nueva Ley de Telecomunicaciones, que entre otras cosas permitiría
al gobierno bloquear plataformas digitales, censurar contenidos y acceder a
información privada sin control u orden judicial. Por cierto, ya
desapareció el organismo que permitía la transparencia en las acciones de las
autoridades. ¿Acaso ahora el
gobierno morenista en todos sus niveles va ahora contra la libertad de
expresión, una vez que tiene ahora el control de los tres poderes y de los
organismos autónomos? MÚLTIPLES EJEMPLOS Uno de los casos más
recientes es el gobierno morenista de Puebla, donde Alejandro Armenta un día sí
y otro también critica y censura a los medios de comunicación que no se pliegan
a sus intereses. Recientemente el
Congreso local avaló una adhesión del artículo 480 al Código Penal del Estado
Libre y Soberano de Puebla, tipificando de manera poco clara el delito de
ciberasedio. Este precepto penal
impone sanciones de prisión de hasta tres años de cárcel y multa de hasta 300
días del valor diario de la Unidad de Medida, a quien, a través de medios
digitales, redes sociales o cualquier espacio virtual, “insulte, injurie,
ofenda, agravie o veje a otra persona con la insistencia necesaria para Los reproches en los
medios de comunicación no han cesado y este fin de semana tuvo que intervenir
la CNDH para llamar a que el gobierno poblano garantice la libertad de
expresión. Otro es el de Layda
Sansores, morenista, gobernadora de Campeche, que demandó al Jorge Gonzáles, al
acusar violencia política en su contra, y ya logró que fuera cerrado el medio
digital “Tribuna”, que en su versión impresa fue fundada por su padre, el entonces
priista Carlos Sansores. ¿No recuerda cómo en
sus conferencias, la mandataria campechana señalaba una y otra vez, sin
pruebas, a sus enemigos políticos de supuestos actos de corrupción? Uno más es el del
destacado columnista Héctor de Mauleón, de “El Universal”, quien fue notificado
de una denuncia en su contra, por parte de la entonces candidata a magistrada
del Poder Judicial, Tania Contreras, quien logró protección de un tribunal electoral. Recientemente, en el
Congreso local de Sinaloa propuso reformas al Código Penal para sancionar con
cárcel publicaciones en redes sociales si “difaman, denigran o generan daño
emocional”. Hace unos días, el
alcalde morenista de Tequila, Jalisco, Diego Rivera Navarro, ordenó la
detención del camarógrafo Jorge Alberto García, mientras cubría un operativo
federal en la plaza principal de la cabecera municipal. Durante el incidente,
policías municipales interceptaron al periodista, le arrebataron su cámara y
teléfono, lo esposaron y lo trasladaron a los separos municipales. “A ello se suma la
persecución judicial contra periodistas, pues en lo que va del año se
contabiliza una demanda cada tres semanas, en especial, contra comunicadores
que investigan casos de corrupción, crimen organizado o abusos de poder, lo que
para los expertos ‘refleja una preocupante tendencia a utilizar el sistema
legal como herramienta para silenciar a la prensa y limitar la libertad de
expresión’”, escribieron la semana pasada Antonio López Cruz y María Cayadas en
“El Universal”. EL CASO OAXACA En Oaxaca,
principalmente en su primer año, el gobernador Salomón Jara señalaba
directamente a algunos medios de comunicación que hacían críticas a su
gobierno. Emulando al ahora ex
mandatario López Obrador, pretendía así acallar los señalamientos e incluso
creó un espacio similar al presidencial, donde una joven, ajena al periodismo,
señalaba los “trapitos al sol” de algunos comunicadores. Algunos de los
mencionados tomaron medidas preventivas ante organismos defensores de derechos
y ministeriales; el mandatario surgido de Morena reculó a tiempo y ha sido
cauto ahora, para respetar la libertad de expresión. Está también la
iniciativa de la entonces diputada morenista Lizbeth Arroyo —de familia con
varios antecedentes, incluyendo Huazantlán del Río— que fue avalado por el
Congreso local, denominado “Ley del vicariato digital”, porque se pretendía
sancionar penalmente a quienes hicieran críticas a través de las redes
sociales. Afortunadamente no tuvo
eco y pudo ser vetada en el gobierno estatal, según confirmó hace unas semanas
el titular de la Consejería Jurídica, Geovany Vásquez Sagrero. Es cierto que hoy, más
que nunca, las redes sociales tienen un enorme potencial, pero también es
cierto que en muchos casos han sido utilizados para divulgar falsedades. Pero
en todo caso, se deberá tomar otras medidas y no necesariamente las coercitivas. Los políticos y los
funcionarios deben recordar que sus puestos no son eternos, que los gobiernos
se van; un trienio o un sexenio terminan muy rápido. La prensa o los medios de
comunicación se quedan. Pobres o ricos, exitosos o rústicos, sobreviven y sobrevivirán. Así que, vale más
alentar y preservar un marco de trabajo, de ambas partes, de respeto mutuo,
pese a las críticas fundadas.
causarle un daño o menoscabo en su integridad física o emocional”.
