PROSA APRISA
Arturo Reyes Isidoro
Twitter: @ReyesIsidoro
¿Nace el nuevo líder político de Veracruz? Todavía es muy temprano, bastante temprano, para creer, y
menos para afirmar, que en el morenismo de Veracruz surgió ya el líder político
que no han tenido, y en la sociedad veracruzana del que carecen ahora, aunque
considero que no deben descartarse ambas posibilidades. Mi experiencia en el sistema político veracruzano y mi
trato por más de cincuenta años con actores de las más diversas expresiones
políticas me dicen que tal vez está naciendo en el escenario estatal quien
habrá de asumir ese papel en el mediano plazo, aunque con asomos ya en lo
inmediato. Muchas circunstancias, muchos factores, como muy pocas
veces se le han presentado a otros veracruzanos en otros tiempos, se le dan al
diputado federal Sergio Gutiérrez Luna, oriundo de Minatitlán, militante de
Morena, presidente de la Mesa Directiva de la LXV Legislatura del Congreso de
la Unión. Este lunes 25 de octubre, apenas hace un mes, hizo su debut
en sociedad en Coatzacoalcos, con la alta representación que tiene, pero
pareciera que tiene ya mucho tiempo bregando en el escenario político estatal
como que está ya muy bien posicionado en la opinión pública y entre buena parte
de la clase política. ¿Cuál ha sido el mayor de sus méritos para lograrlo? A
juicio mío, suplir lo que el gobierno cuitlahuista no hizo una vez que asumió
el poder, llenar el gran vacío que ha dejado, enconchado en el sectarismo, en
el nepotismo, en el favoritismo, en la falta de la práctica democrática: bajar
e ir al encuentro del otro, que es diferente, que piensa distinto, y
escucharlo. Solo eso. ¿Por qué quien hace apenas treinta días era un perfecto
desconocido en todo el estado fuera del distrito de Minatitlán hoy es la figura
política del momento? Porque –ya lo está demostrando– tiene oficio político,
del que carecen, y se resisten a aprender para poseerlo, sus correligionarios
del palacio de gobierno. ¿Por qué digo que lo favorecen circunstancias y factores?
Porque por omisión, inexperiencia, descuido, desinterés, soberbia,
engolosinamiento y borrachera del poder de los actuales en el poder,
prácticamente encontró el campo virgen para actuar luego del cambio que se dio
en las urnas en julio de 2018. Aprovecha un factor, quién sabe si esté consciente de ello
o no, clave, que puede ser determinante para su crecimiento y consolidación:
precisamente por el alejamiento que mantenía del estado no se le identifica con
tribu, corriente, facción o grupo político, lo que le permite mantener una
neutralidad, propicia, a la vez, para convocar a la unidad de tirios y
troyanos, unidad que se perdió desde la segunda mitad del siglo pasado a partir
del pleito político, personal después, entre Fidel Herrera Beltrán y Miguel
Ángel Yunes Linares, o viceversa. Precisamente su irrupción se da cuando estos dos últimos
representantes de la clase política que hubo en Veracruz han venido a menos,
Fidel enfermo en silla de ruedas y Miguel a la defensiva porque sabe que tiene
al presidente y a todo el sistema político que representa en contra, y él sí
sabe muy bien el peso político que tienen. Hace años que Veracruz es rehén de la división política y
personal de los personajes citados y de sus aliados, división que se pensó que
terminaría con la llegada de los cuitlahuistas al gobierno, quienes para
decepción de todos los veracruzanos llegaron a alimentarla y a mantenerla viva,
peor que los anteriores, persiguiendo a prácticamente todos los adversarios
políticos, pero en especial a los yunistas de Boca del Río, en lugar de haber
buscado la unidad de todos los veracruzanos. Cuitláhuac García ha sustituido en
el pleito a Fidel y a Duarte contra Miguel. Gutiérrez Luna llega de pronto y empieza a reunirse con
todos, sin distinción alguna, propiciando de paso la unidad, aglutinando en
torno a él no solo a gran parte del morenismo inconforme con quienes están en
el palacio de gobierno sino también a los grupos políticos, sociales y
económicos que desde un principio desdeñó el gobierno, incluyendo al grueso de
la oposición sobre todo priista. Para ello se propuso desde un principio, y así se lo ha
dicho a todos con quienes se ha reunido, lo mismo en el estado que en la ciudad
de México, no venir a pelear ni a confrontarse con nadie, y lo está cumpliendo
al pie de la letra. Se maneja de manera respetuosa e institucional, aunque no
tenga un trato recíproco. Desde un principio buscó reunirse con el gobernador
para presentarle sus respetos, pero tiene cerradas las puertas del palacio de
gobierno y bloqueada la señal telefónica, lo mismo que con la secretaria de
Energía, Rocío Nahle, pero él nunca se queja ni comenta nada. Tiene previsto
reunirse tan pronto como sea posible con el delegado federal Manuel Huerta. Su oficio político lo ha llevado a imbuirse bien de la
idiosincrasia que caracteriza a los veracruzanos, de su diversidad y de su
pluralidad (como en su momento lo hicieron Dante Delgado y Fidel Herrera, los
que más), los respeta como son y como piensan, no intenta imponerles el
pensamiento único y se mantiene alejado del sectarismo y de la cerrazón que ha
caracterizado a sus compañeros de partido hoy en el palacio de gobierno. Tiene una ventaja sobre su compañero de cámara, el priista
Pepe Yunes, de los pocos, acaso el único otro que es bien querido por los
representados de su distrito, además porque también cada que ha podido ha
estado reuniéndose con ellos para atenderlos y escucharlos: el cargo que tiene
en la Cámara de Diputados y su militancia partidista, que al ser de Morena le
abren las puertas de la gestión mientras que al de Perote, por ser de oposición,
se las cierran o le dificultan su trabajo. Con un plus, fundamental en toda democracia: desde el
principio de sus visitas al estado, hace un mes, buscó y estableció relaciones
con todos los representantes de la prensa en todas sus modalidades, a quienes
da declaraciones en forma atenta y respetuosa, se reúne con columnistas,
visitas medios, mantiene comunicación con algunos periodistas, ha invitado a
reporteros del estado para que viajen a la Ciudad de México a fin de que
asistan a alguna sesión de importancia para Veracruz, les procura atenciones,
está atento para lo que se les ofrezca y llena el vacío del gobierno del estado
con casi la mayoría de los medios. No solo tiene oficio político. Es también realista. Sabe
que la presidencia de la Mesa Directiva la tendrá solo por un año, porque es
rotativa con los otros partidos mayoritarios. Sabe que el cargo es una ventaja
pero que el tiempo es limitado. Por eso no pierde un solo minuto sin pensar en
Veracruz y en los veracruzanos, como escucharlos, como atenderlos, como
servirles. Hasta donde el columnista tiene información, no piensa dar
tregua en esa tarea. Como buen sureño de Veracruz sabe que el que siembra
cosecha. Con un último detalle, no menor, por ahora (habré de
continuar con el tema): en su primera visita al estado con su nuevo cargo y en
la tarea en la que anda, el 26 de septiembre coincidió en el sur del estado, en
Minatitlán, con el presidente López Obrador, quien junto con Rocío Nahle
realizaba una visita de inspección a la refinería Lázaro Cárdenas. Sabiendo que
le quitaría atención mediática y reflectores, AMLO no lo paró. El sábado estuvo en Boca del Río, en Ylang Ylang, y el
domingo en Carlos A. Carrillo, ahora sumando a maestros de las secciones 32 y
56 del SNTE y a cañeros, respectivamente. Mañana ampliaré el comentario.