Pasatono Orquesta: exilio, migración y trashumancia, en la Sala Nezahualcóyotl
CANDELARIA LÓPEZ
OAXACA DE JUÁREZ, OAX.- Todo comenzó en 1998.
Un 4 de septiembre Pasatono Orquesta irrumpió en el paisaje sonoro, y desde
entonces, su sonido ha ido crescendo. El proyecto ha sorteado todos los
obstáculos habidos y por haber, pero hoy, esta institución musical que un día
Rubén Luengas, Patricia García y Édgar Serralde idearon en las aulas de la
Escuela Nacional de Música de la UNAM camina firme y con la convicción de que
lo suyo es desarrollar y poner en el juicio del público las nuevas músicas de
Oaxaca. “Ya ellos (los públicos) pondrán a su
consideración si las hacen o no tradicionales”, dice un sonriente Rubén
Luengas, director de la orquesta. El etnomusicólogo mixteco, originario de
Tezoatlán de Segura y Luna, y su séquito de músicos hacen una pausa en el
ensayo del repertorio que el próximo 6 de septiembre, a las 20:00 horas,
llevarán a la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM para abrir la serie de conciertos
“Música del Mundo”, que busca dar voz a las tradiciones sonoras de distintas
culturas y regiones del orbe. Luengas dibuja entonces una línea de tiempo y
recuerda cómo a finales del siglo pasado, un grupo de entusiastas jóvenes
quería tocar música tradicional de la mixteca un poco a contracorriente de lo
que era el estereotipo de la música de Oaxaca. “Hacia afuera hay una idea generalizada de que
la música en el estado es la música de las bandas. Se cree que Oaxaca es el
mezcal, la guelaguetza y las bandas, pero hacia adentro, es una diversidad muy
rica de cultura, gastronomía y, por ende, de músicas”. Y es con base en esta premisa que Pasatono
retoma una minoría de las músicas; es decir, una tradición musical eclipsada
por las bandas, muy poco conocida —y que además sonoramente es muy distinta— y
le apuesta a una tradición de cuerdas, íntima, de cámara… con un violín, un
bajo quinto y una percusión menor. “El primer reto era demostrar que una música
que fuera de nuestra cultura, de mi cultura, de la mixteca, de mi pueblo, era
difícil de identificar como de Oaxaca”. El comienzo fue con un repertorio totalmente
tradicional, pero tras casi 30 años, han conformado uno propio “y eso es una
muestra de que es un proyecto vivo, con influencias, pero sin dejar de sonar a
Pasatono, la mixteca y Oaxaca”. Además, subraya, nutrida hoy con las pinceladas
de los pensamientos musicales de sus integrantes, quienes provienen de
distintas culturas del estado. LA FORMACIÓN DE PÚBLICOS Pero el que la orquesta trabaje en una
tradición musical poco conocida hace casi tres décadas, ha logrado confrontar a
los públicos, de tal manera que esos conciertos que en un principio eran casi
didácticos han permitido a sus integrantes mostrar, enseñar y compartir músicas
que en algunos casos están en riesgo de desaparecer o que han sido absorbidas
por otras hegemonías musicales. NI DE AQUÍ NI DE ALLÁ: LA PERMANENCIA En su tránsito, Pasatono ha sorteado cualquier
cantidad de obstáculos para estar vigente; sin embargo, para Luengas el mayor
mérito ha sido el no haberse estacionado en la reproducción de la música
tradicional, aunque tampoco está en el ala extrema de lo comercial, “sino en
medio, en una especie de penumbra y es cuando se vuelve una cosa complicada
porque hay que enfrentar cualquier cantidad de retos del mundo”. Un ejemplo de ello, señala, es lo que ocurre
con la migración, e ilustra: Cuando te vas como migrante a Estados Unidos no
eres aceptado porque eres migrante mexicano, indocumentado, oaxaqueño e
indígena, y cuando ya empiezas a adaptarte y regresas, aquí tampoco eres
aceptado porque te fuiste. Entonces quedas como en el limbo, no eres ni de aquí
ni de allá. Así nos sentimos en algún momento y a eso nos enfrentamos. Otro de los desafíos, refiere, ha sido la
educación no de los públicos, sino de burócratas, funcionarios e instituciones
que han establecido criterios o estereotipos de la música. “Recuerdo que un día nos dijeron que lo que
tocábamos era muy triste para ser música tradicional”. Sin embargo, cuando tocaban los terrenos de la
música más compleja o con elementos más elaborados tampoco encajaban en los
espacios de la música académica, “y es cuando surgía la pregunta: si no soy ni
de aquí ni de allá, de dónde soy”. Y en este proceso es donde Pasatono ha tenido
que educar, sí, a estos entes, burocracias, sistemas, romper, modificar o
proponer reglas y a 27 años de distancia la tarea no está resuelta, pero sigue
trabajando para decirle a instituciones, públicos y escenarios que “somos una
diversidad, no sólo en el discurso, sino una diversidad que se escucha dentro
de la música”. EL DISCO CON SONY: MI BAJO QUINTO NO SE VA A
TRANSFORMAR EN UNA GUITARRA En noviembre de 2022, la orquesta realizó dos
presentaciones en el Teatro Macedonio Alcalá, y en ese marco, el productor
mexicano Héctor Martínez, exdirector del reality show “La Academia” habló a
esta reportera del álbum que Pasatono grabaría con la disquera Sony, y de su
proyección a nivel internacional. Sobre esa experiencia que parecía “pintar” la
incursión de Pasatono en la industria, el también laudero comparte que si bien
fue muy interesante, al final terminó por confirmarles de dónde son y a dónde
van. “La industria es la industria y te lleva a
donde tiene que llevarte, pero somos fieles y resistentes a lo que tenemos que
hacer. Mi bajo quinto siempre será mi bajo quinto, no se va a transformar en
una guitarra, y así es y será”. Enfatiza que hay cosas que no son negociables,
que no se pueden cambiar y una de ellas es el sonido y el alma de Pasatono “y
así lo vamos a seguir haciendo”. “Creo que eso es una muestra de resistencia
cultural y creativa en la cual siempre hemos estado y aquí estamos para volver
a hacerlo una vez más en la Sala Nezahualcóyotl”. Aunque en sus inicios el proyecto tuvo el apoyo
de la Fundación Alfredo Harp Helú —patrocinador de los discos que tienen en su
haber—, después de “Maroma”, el último álbum que grabaron hace 12 años, no han
tenido otro apoyo o establecido alianza alguna. Desde entonces han caminado
solos, independientes y buscando la forma de cómo dialogar entre el mundo de la
música de posicionar, vender y hacer conciertos y el mundo de donde provienen:
el comunitario, del pueblo y de las fiestas tradicionales. LOS RELEVOS: PASATONO “CHIQUITO” Conscientes de la necesidad de pensar ya en los
relevos, quienes integran el proyecto han asumido el papel de educadores y hace
13 años fundaron una escoleta autogestiva en Tezoatlán de Segura y Luna donde
suena ya un “Pasatono chiquito” bautizado como La Tezoateca, proyecto del cual
egresó Israel, actual contrabajista de la orquesta mayor, y recién desempacado
del Festival Internacional de Jazz de Nueva Orleans donde tocó con Pasatono. “Entonces es cuando dices claro que funcionan
estos esfuerzos”. El también director de la Orquesta Mexicana
(ideada por el compositor Carlos Chávez) destaca entonces el modelo comunitario
de una escuela de música única en el estado: las escoletas, y que llama a
valorar porque de ellas han salido músicos oaxaqueños de renombre
internacional. Actualmente, La Tezoateca tiene 30 alumnos de
entre seis y 18 años de edad, con miras a seguir los pasos de Rubén Luengas,
Patricia García, Verónica Acevedo, Rodrigo Pereyra, Édgar Serralde, Pablo
Márquez, Emmanuel Bautista, René González, Froylan Bautista, Israel Mendoza y
Pablo Maya. LA DIVERSIFICACIÓN DE PROYECTOS En vísperas de cumplir 30 años, Pasatono
reflexionó sobre el rumbo a seguir y, a decir de Luengas, entendieron que el
camino sería largo, y que no estarían en una sala de conciertos como la
Nezahualcóyotl sin antes recorrer y procesar muchas cosas. Sin embargo, reconoce que el que después de 27
años lleguen a ese espacio no es más que el resultado de la diversificación de
los proyectos (la escoleta, el taller de laudería, la música para cine o
teatro, la investigación o la orquesta mexicana) que los ha mantenido ocupados,
y ha hecho que todo ocurra a un ritmo más lento. “Pero dijimos que ya era momento de buscar
otros espacios, y muy gratamente nos hemos dado cuenta que nos conocen, y así
fue como el coordinador de música de la UNAM nos comentó que ya era tiempo de
que tocáramos en ese escenario (la Sala Nezahualcóyotl), en solitario”. Celebra, además, que los cambios sociales
permitan que las puertas de este espacio se abran hoy en día, a diferencia de
hace algunos años cuando luego de dar una entrevista tocaron en las escaleras
que conducen al acceso principal de la sala. “MIGRANTE 27”: EXILIO, MIGRACIÓN Y TRASHUMANCIA Sobre “Migrante 27”, el concierto del próximo
día 6 con el que Música UNAM abre la serie “Música del Mundo”, Luengas adelanta
que el exilio, la migración y la trashumancia, elementos característicos de su
repertorio, estarán ahí. “Vamos a presentar mucha ‘música nueva’, que ya
tiene sus años, pero no está en el oído de la gente”. Entre ellas: “Todos santos”, un estreno de la
autoría de Luengas, y otras piezas como “Sazón”, “Cabras”, “Cumbia triqui” o
“El barco”, que harán que, en una sala refinada como la Nezahualcóyotl se
escuchen los sonidos de las jaranas mixteca y triqui, el bajo quinto, los
timbales, instrumentos tradicionales que “se tienen que preservar como parte
del patrimonio sonoro de Oaxaca”. Así, de empezar tocando la música tradicional
de don Plácido Aparicio, Telésforo González o Tiburcio Vásquez, la colaboración
de Pasatono Orquesta con músicos de distintas latitudes ha nutrido un proyecto
aún libre de purezas y en busca de la naturaleza de la propia música para
seguir manteniendo ese diálogo con las músicas del mundo.
“Migrante 27” llega este sábado 6 de septiembre
a las 20:00 horas a la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM (Av. Insurgentes Sur
3000, CdMx) y los boletos aún están disponibles en https://bit.ly/4m9xrhC o en
las taquillas del recinto.
