La Noche de Rábanos fusiona las tradiciones agrícolas con el arte popular y forma parte esencial de las celebraciones navideñas en la capital oaxaqueña. Su origen se remonta a la época colonial, cuando comerciantes del mercado de la Vigilia de Navidad decoraban sus puestos con figuras talladas en verduras, principalmente rábanos, para hacer más atractiva la venta de productos destinados a la cena navideña.

Con el paso del tiempo, esta práctica evolucionó hasta consolidarse como un concurso anual que busca estimular la creatividad de personas dedicadas a la horticultura y floricultura. La tradición fue formalizada en 1897 como una celebración popular, durante la administración del entonces presidente municipal Francisco Vasconcelos.

Cada año, artesanos y hortelanos de distintas colonias participan presentando figuras voluminosas y peculiares, que suelen representar calendas, escenas religiosas y nacimientos. Al ambiente festivo se suma la magia de la Navidad, ya que el evento también ofrece adornos para el hogar y productos típicos de la temporada.

En la antigua Antequera —nombre con el que se conocía a Oaxaca de Juárez durante la época virreinal— el rábano tenía un uso destacado en la gastronomía, tanto como elemento decorativo de platillos como acompañante de pescados tradicionales, entre ellos el bacalao, reforzando así el vínculo histórico y cultural de esta hortaliza con las fiestas decembrinas.

Con información de El Universal