PROSA APRISA
Arturo Reyes Isidoro
Twitter: @ReyesIsidoro
A base de pretextos, ahí la llevan “Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las
piedras”, es una frase que se le atribuye a Cervantes, que habría dejado
escrita en El Quijote. Los especialistas coinciden en que, en efecto,
no es cierto y para su origen piden remontarse más atrás, al Cantar de Mío
Cid, donde el rey Alfonso VI responde a un comentario de Rodrigo Díaz de
Vivar, el Cid: “Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras”. A lo largo
de los siglos, eso vendría a derivar en una expresión de nuestro uso común hoy
día: ¡Lo que hay que ver! Recordé la frase y los detalles históricos literarios
cuando leí en El Universal ayer que no se trata de algún chistorete,
sino que es cierto que Morena, a través de su diputada Hirepan Maya Martínez,
hizo la propuesta, publicada ya en la Gaceta Parlamentaria el 14 de septiembre,
de cambiarle el nombre al Mar de Cortés, en Baja California Sur, por el de Mar
del Yaqui. ¡Uf! No se sabe si, en efecto, los de la 4T no pueden superar el
trauma histórico que les habría dejado la conquista española o es que solo le
quieren hacer la barba al presidente López Obrador, quien reclama al rey Felipe
VI de España que pida perdón a los pueblos originarios de México por los abusos
cometidos por los soldados de Hernán Cortés, ¡hace 500 años, en 1521!, y también
manda quitar la estatua de Colón del Paseo de la Reforma. El llamado “Gran Diario de México” apuntó que no duda que
si cambiaron de nombre a la plaza donde está el árbol de la Noche Triste,
conocido así porque ahí habría llorado Cortés tras perder una batalla, por
Plaza de la Noche Victoriosa, y a la histórica calle Puente de Alvarado por
Avenida México-Tenochtitlan, harán lo mismo con el nombre del Mar de Cortés. Después de todo lo anterior, creo que tampoco se trata de
algún chistorete la versión que me vendieron de que una de las diputadas
locales (no me precisaron si Ana Mirian Ferráez Centeno o Rosalinda Galindo
Silva) está por proponer que se cambie el nombre al histórico Parque Colón (de
béisbol) y a la calle Hernán Cortés (en la que vivo) en Xalapa. Cosas veredes, amigo lector, que farán fablar las piedras. Los anteriores, la pandemia, las lluvias… los culpables Lo cierto es que los cuitlahuistas de la 4T salieron más
que bonitos. Para todo lo que no pueden resolver siguen buscando pretextos para
justificarse. Por ejemplo, siguen echándole la culpa a quienes los
antecedieron. Durante el primer año de gobierno, hasta que lo echaron por la
fuerza, su villano favorito fue el entonces fiscal Jorge Winckler. Pero tienen
mucha suerte, no cabe duda. En 2019 naufragaban (inexperiencia, subejercicios,
retraso de obras o hechas de última hora, a la carrera, etc.), y apenas
empezaba 2020, su segundo año en el poder, cuando nos cayó encima la pandemia
de Covid-19 que, a ellos sí, les vino como anillo al dedo. Cosa de recordar que a finales de 2019 tenían que haber
entregado las obras de ese año, pero ya era diciembre cuando apenas estaban
adjudicando los contratos en forma directa sin licitar, e interpretando la ley
a su conveniencia decían que tenían de plazo hasta marzo de 2020 para
entregarlas. En febrero llegó la pandemia y en marzo se declaró la emergencia.
En el barullo nunca se supo si las terminaron a tiempo, si las entregaron, si
se hicieron con buena calidad. Pero, digo líneas antes, tienen hasta suerte. Ahora les ha
caído otro anillo al dedo: las malas condiciones meteorológicas y sus
fenómenos, que les siguen dando pretextos para justificar su mala
administración. Por ejemplo, el peor alcalde que ha habido en la historia de
Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero, quien por fortuna ya se va en tres meses
(en Coatzacoalcos dicen que todavía es peor como alcalde Víctor Carranza
Rosaldo), el pasado 13 de septiembre culpó a las lluvias por los baches que
hacen que la capital no le pida nada a la superficie lunar. “… ustedes deben
darse cuenta que con este tipo de lluvias… se maltratan muchísimo los
pavimentos”. Ahora, el subsecretario de Infraestructura de la Secretaría
de Infraestructura y Obras Públicas, Fernando Elías Guevara (el titular Elio
Hernández no da la cara), secundando al gobernador Cuitláhuac García, culpó
también al “exceso de lluvias” por el destrozo del tramo de carretera de Ojo
Zarco a Jacales, en el municipio de Alto Lucero, cuya pavimentación apenas
había sido puesta en servicio por el propio titular del Ejecutivo. “Pero no es por la mala calidad de la obra, las lluvias
dañaron la obra pero la obra está bien ejecutada. No hay anomalías, la obra
cumplió con los criterios de buena calidad, cumplió con todos lo
correspondiente”, expresó. Luego de la columna que publiqué el lunes (“Encubren
responsabilidad por mala calidad de obra”), un avispado lector comentó en su
cuenta de Twitter: “@eliohGutierrez en la SIOP salió más trácala que los
duartistas! Enseguida se ve el mínimo espesor de losa, sin malla de fierro de
refuerzo, sin base ni sub-base, sin cunetas de control de escurrimiento…”. En
efecto, la fotografía que se difundió le da la razón. No hay que ser experto en
infraestructura carretera para darse cuenta que apenas si le pusieron una delgada
capa de cemento y que no hicieron la mecánica de suelos. En los gobiernos del PRI tenían suficiente dinero para
hacer buenas obras, pero al final, en licitaciones amañadas, mediante moches,
las adjudicaban a empresas de los mismos funcionarios o de amigos o de socios,
o de cómplices, que presentaban la propuesta de menor costo, que por lo mismo
construían las obras con materiales de las más baja calidad, por lo que no
duraban mucho, y ahí estaba el negocio. Volvían a reconstruirlas y se las
volvían a adjudicar y eso era estar llenando el cochinito. Los cuitlahuistas de la 4T presumen que con poco dinero
hacen obras, por austeridad, dizque para ahorrar. Casi es lo mismo que los del
PRI. Ya vimos en Alto Lucero que son de mala calidad, que a la primera lluvia
se van. Ahora salen muy gallitos que no problem (como dijera el
gringo), que ya tienen el recurso para reparar la carretera y, pues sí, de
nuevo a, supuestamente, licitarla y a adjudicarla a la misma empresa que hizo
el trabajo chafa pero que está llenando las alforjas. Mientras, el pueblo
pagando los platos rotos con sus impuestos. Cuál sufrir. Los Yunes, estelares de la mañanera ¡Bárbaros! Los Yunes Linares-Márquez, sin ser de Morena,
están presentes en la mismísima atención del presidente de la república. ¿Es un
honor, ser mencionado por López Obrador? Ayer, AMLO les dedicó tiempo y espacio en su célebre
mañanera y de paso regañó a la fiscal Verónica Hernández Giadáns. Le dijo que
dé a conocer si existen denuncias, investigaciones, contra Miguel Ángel y sus
hijos Miguel Ángel y Fernando, por presuntos delitos, y por qué no se les ha
dado curso. En su conferencia una reportera le preguntó sobre políticos
“intocables” en el estado y señaló a los Yunes (dio la impresión de que la
enviaron con esa consigna), pero el tabasqueño se limitó a responder que
informe Verónica, “eso es lo que podemos hacer”. ¿Sólo eso, señor? Así, Andrés Manuel casi los exoneró. No los acusó ni los
señaló como ha hecho con otros personajes, y si no lo hizo es porque no tiene
ninguna prueba, tanto así que pide que si hay denuncias e investigaciones (yo
agregaría, y pruebas) las den a conocer y les den curso. Primero, López Obrador dijo que tiene información sobre los
señalamientos, pero que son la FGR y la FGE las que tienen que proceder, sin
embargo, manifestó (ojo) que en caso de no haber elementos que no se fabriquen
delitos, aunque se trate de integrantes de la oposición. ¿Acaso fue un si no
tienen pruebas, ya déjenlos en paz? Gobiernos han ido y venido desde hace sexenios y desde
siempre he escuchado acusaciones contra los Yunes, primero contra Miguel papá y
luego contra Miguel hijo y su hermano Fernando. Pero resulta que ninguno está
en la cárcel. En el cuitlahuismo llevan ya tres años en el poder y es hora en
que no le fincan una sola acusación sólida. Puro bla bla y escándalo mediático,
que hasta hace sospechar que los usan como distractor ante la falta de
resultados para los graves problemas que vive el estado.
