PROSA APRISA
Arturo Reyes Isidoro
Twitter: @ReyesIsidoro
12 años después, ¿le devolverá
AMLO el favor que le hizo Marcelo? Pocos –tal vez porque no lo
saben o porque ya no se acuerdan– advirtieron el detalle del lugar en el que
Marcelo Ebrard anunció el martes su renuncia a la Secretaría de Relaciones
Exteriores: el hotel Hilton Alameda, en pleno corazón del centro histórico de
la Ciudad de México. Fue el mismo lugar en el que el
15 de noviembre de 2011 el hoy todavía canciller dio otra conferencia de prensa
para anunciar entonces que aceptaba que Andrés Manuel López Obrador fuera el
candidato presidencial del PRD para el proceso electoral de 2012, además de
comprometerse a darle todo su apoyo y respaldo, lo que cumplió a cabalidad y
con creces. Ambos pretendían la candidatura
y para definir quién iría se sometieron a una encuesta de cinco preguntas.
Cuando entraron juntos al salón protocolario del hotel los menos hablaban de un
empate técnico y los más que Marcelo había triunfado en forma amplia. En un gesto que si a López
Obrador no se le olvida y se lo compensa ahora, Marcelo tragó sapos sin hacer
gestos, como recomendaba don Adolfo Ruiz Cortines que había que hacerlo en
política, y anunció públicamente que el de Macuspana se había impuesto en tres
de las cinco preguntas que habían planteado los encuestadores. “Soy leal. Podría empecinarme,
ir a las internas, pero ¿dónde queda la congruencia? Sería un suicidio para la
izquierda. El camino está antes que el deseo. El mayor de los éxitos a Andrés
Manuel”, dijo, le dejó el micrófono a “El Peje”, como le decían y como era
conocido entonces, y se encamino hacia la salida ante la admiración de todos. En su camino dio a conocer a los
reporteros que había pedido a AMLO que la campaña (sería contra Enrique Peña
Nieto, del PRI) incluyera a todos, que se intensificara el diálogo con los
empresarios las clases medias y el exterior, “no veo otro camino para el
triunfo”. López Obrador perdió entonces, pero seis años después, en 2018, ganó
y a partir de entonces ha estado haciendo todo lo contrario que Marcelo le
solicitó entonces que hiciera. Cuando Ebrard cedió era entonces
jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal y representaba el ala moderada
del PRD (Andrés Manuel el ala radical), posición que tendría ahora como
militante y aspirante de Morena, lo que es bien visto por un amplio sector de
la población que desea que se ponga fin a la polarización que ha creado el
tabasqueño. Aquel 15 de noviembre de 2011,
López Obrador le reconoció y le agradeció por “no dejarse cautivar por los
cantos de las sirenas, esto es, por no haber hecho algún acuerdo con la
oposición lo que evitó la división de la izquierda de entonces. “Canto de las sirenas que bien
podría haber escuchado o promovido como jefe de Gobierno, pues habría bastado
buscar un acuerdo con Felipe Calderón y su gobierno contra Andrés para
conseguir apoyos y presupuesto. Pero no, nada de escuchar el canto de las
sirenas o naufragar en los acantilados del oportunismo”, publica en su
libro El camino de México (que agradezco a los colaboradores de
Marcelo que me lo hayan hecho llegar oportunamente). Creo que estamos por ver si
López Obrador sigue agradecido y está dispuesto a corresponder aquel gesto de
Marcelo, si no designándolo por dedazo o manipulando la próxima encuesta a su
favor, por lo menos, como ha ofrecido que hará, no entrometiéndose en el
proceso y orientando todo el apoyo hacia Claudia Sheinbaum, que en una
contienda limpia y con piso parejo, el canciller, a punto de dejar de serlo,
ganará la candidatura y la Presidencia. Una cosa me han asegurado
personas cercanas a su entorno con las que mantengo comunicación: Ebrard no
aceptará ni tolerará que AMLO incumpla lo que entonces le ofreció a cambio de
su declinación: hacerlo Presidente después de que él lo fuera. “Viene lo mejor
y también para Veracruz”, me han asegurado y me han pedido estar muy pendiente. Sheinbaum se quedó pasmada Quien, por lo que se advirtió
ayer, todavía no acababa de asimilar el movimiento estratégico que hizo sobre
la tabla del ajedrez político Marcelo Ebrard era su más fuerte contrincante, la
jefa del gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Sumisa y servil con el
presidente, a quien trata de imitar en todo (sin éxito) y hace lo que el
titiritero dispone, a quien se le tira al piso de tapete, no obstante que
Andrés Manuel dijo ayer en su mañanera que ya inició el proceso y que espera
que los otros aspirantes se separen pronto de sus cargos, ayer se le veía
titubeante, indecisa e insegura para proceder en consecuencia. Mientras que Marcelo dio el
primer paso y lo siguieron Ricardo Monreal, Manuel Velasco. del PVEM, y Gerardo
Fernández Noroña, del PT, Claudia dijo que va a esperar hasta el domingo cuando
se reúna el Consejo Nacional para tomar una decisión, que anunciará hasta el
lunes. Todo indica que ya se estrelló
contra la realidad real (válgaseme la redundancia), pues ella sí se había
venido dejando cautivar por el canto de las sirenas que aseguraban que el
presidente ya se había decantado por ella, que la iba a imponer por dedazo y la
señora se lo creyó y se placeaba por todas las plazas públicas del país como se
pasea el torero triunfante con rabo y orejas alrededor del ruedo, con todo el
apoyo de los gobiernos estatales de Morena como los de Veracruz y Puebla. Pero el hecho de que López
Obrador haya abierto el proceso, haya decidido que los aspirantes se separen de
sus cargos, que la encuesta la hagan encuestadoras confiables, que se haga una
sola pregunta, que los gobernadores no se entrometan, esto es, que haya
aceptado las condiciones que planteaba Marcelo, seguramente la sacaron de su
sueño, le recordaron que es tan mortal como todos, que no tiene nada seguro y
que no es cierto que sea la favorita; que si quiere azul celeste, que le
cueste. Enrique Quintana, el director
de El Financiero, dijo ayer en su columna “Coordenadas” que con la
exigencia de que renuncien a sus cargos los aspirantes se puede generar la
percepción de que AMLO no tiene una decisión definida, lo que podría contener
la “cargada” que ya se había dado a favor de Sheinbaum. Coincido. En el palacio de gobierno se les
fue el sueño Cuentan quienes tienen acceso a
ellos que en el palacio de gobierno se les fue el sueño luego del anuncio de
Marcelo, que como en la canción de Oscar Athie se ven flacos, ojerosos,
cansados y sin ilusiones, y no es para menos. Está en juego su futuro político.
Habrán de poder dormir tranquilos y recobrar el aliento si el lunes Claudia
anuncia que va y decide renunciar a seguir cobrando como jefa de gobierno, pero
aun así en las nuevas condiciones no tiene nada seguro. Y ya se puede uno
imaginar lo que pasará si de plano se baja de la contienda con el pretexto de
que no va a dejar solo a AMLO en el último tramo de su gobierno. Pero el comentario es que toman
Lorazepam y Diazepam juntos, que se hacen bajar con té de valeriana mezclado
con té de tila, porque la inquietud y la ansiedad es doble ya que si Andrés
Manuel suelta de la mano y echa a las fieras a su consentida presidencial
entonces puede correr la misma suerte la consentida para la gubernatura. Y el otro que guarda serenidad y
paciencia es Adán Augusto. Llegada la hora ya no debe tener ninguna duda de que
está muy distante de Marcelo y de Claudia y que si decide seguir adelante será
solo para hacer bulto como harán bulto Velasco y Noroña. Para nada me extrañará
que anuncie que terminará en el cargo. Pepe, Héctor y Julen, en
convivio con periodistas Los tres aspirantes a la candidatura de la coalición
opositora a la gubernatura “Va por Veracruz”, Pepe y Héctor Yunes (PRI) y Julen
Rementería (PAN) se reunieron para convivir ayer con los integrantes de la
Asociación de Comunicadores de Veracruz “Froylán Flores Cancela” que preside el
periodista Melitón Morales Domínguez. Héctor y Julen también estuvieron con
colegas del puerto de Veracruz agrupados en la Asociación de Periodistas del
Estado de Veracruz que encabeza Rodolfo Herrera. Desde este espacio envío un fuerte abrazo y le reitero mi
solidaridad a la compañera Viridiana Bretón Feito. Confío en que pronto
habremos de tomarnos un sabroso café de Ixhuatlán del Café.