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  • Oaxaca de Juárez, lunes, 25 de agosto de 2025

ZONA CRÍTICA


Ismael García M.

X: @May_Garcia_M_

Oaxaca de Juárez, Oax., a 21 de julio de 2025.- Los oaxaqueños y turistas esperaron hasta dos décadas para tener una vía rápida a la Costa o al Istmo de Tehuantepec, y de un momento a otro están inservibles.

Es inédito que, en plena temporada vacacional, las supercarreteras a México, a la Puerto Escondido y a Tehuantepec, presenten severas fallas y una de ellas hasta esté cerrada, a pocos meses de haber sido inauguradas.

Y en el colmo, ni el organismo Caminos y Puentes Federales (Capufe) ni la Secretaría de Infraestructuras, Comunicaciones y Transportes (SICT) brinden una información precisa de los daños y los tiempos de rehabilitación.

Para rematar, y en un hecho inédito también, el gobierno federal continúa cobrando el peaje en la vía a Puerto Escondido, tramo Barranca Larga-Ventanilla, con un costo de casi 500 pesos, a pesar de los graves daños, lo que genera retrasos en el tránsito vehicular y, por supuesto, riesgos para los automovilistas y transportistas. 

Es evidente que en cualquier obra carretera nueva, sobre todo que atraviesa montañas, haya deslaves y fallas que paulatinamente se van cubriendo, pero en el caso de Oaxaca son una exageración que raya en el cinismo.

¿Cuándo explicarán las inversiones multimillonarias para dichas vialidades y el trabajo deficiente? ¿O corrupción de quién ocultan?

DESASTRE O BENEFICIO

En un lapso de dos años, el gobierno de Diódoro Carrasco Altamirano concluyó la supercarretera Oaxaca-Cuacnopalan, con el respaldo de Carlos Salinas de Gortari, presidente mexicano priista.

Fue a finales de 1998 en que se abrió dicha vialidad, con lo cual se redujo de ocho o nueve a unas cinco horas el traslado a la Ciudad de México.

Evidentemente que a lo largo de los años tuvo una serie de fallas, una de ellas geológica, a la altura del kilómetro 100, que se ha ido subsanando paulatinamente, sin que afectara el cierre toral.

Sin embargo, a casi tres décadas, vuelve a presentar una falla total, ahora en un tramo a la altura del kilómetro 205 en jurisdicción de San Pablo, Etla, cuyo cierre total tiene unos tres meses y no hay para cuando terminar; la autoridad responsable tuvo que habilitar un paso provisional, lo que dificulta el tránsito.

Lo que nunca se ha arreglado es el pésimo servicio en las casetas de peaje que, justamente en cada temporada vacacional, presentan severos contratiempos, por falta de un servicio de cobro eficiente.

Fue el gobernador priista José Murat quien con un “plantón” en la Ciudad de México, logró que el gobierno del panista Vicente Fox volteara a Oaxaca para aceptar construir una supercarretera al Istmo. 

Hubo algunos avances, como la ampliación de la capital hacia la Villa de Mitla, con la construcción de un libramiento en Santa María El Tule. 

Pero la complicación sexenio tras sexenio fue el tramo Mitla-Tehuantepec, principalmente en la zona Mixe.

Retrasos por parte de las comunidades, para exigir entronques y otras obras, como escuelas y pavimentación de calles; disputa hasta con armas de fuego por los sindicatos que han participado en la obra y que ha dejado incluso personas asesinadas.

Falta de dinero, desistimiento de una constructora y mucho más, a lo largo de dos décadas; finalmente llegó el morenista Andrés Manuel López Obrador y cumplió y la terminó.

De acuerdo con información oficial, la apertura de esta vía de 169 kilómetros, requirió una inversión histórica de 42 mil 752 millones de pesos y fue puesta en marcha el 24 de enero pasado. 

Pero a mediados de junio pasado, extrañamente por intensas lluvias del huracán “Erick” —que en realidad sólo afectó zonas de la Costa y la Sierra Sur— se derrumbó, literalmente, el túnel “El Tornillo”, por lo que desde entonces se encuentra cerrada al tránsito vehicular. 

Así que la facilidad de transitar de Oaxaca al Istmo que era de dos horas y media, se regresó a cuatro horas por la carretera federal 190, que presenta derrumbes cada vez que llueve fuerte.

Y la vía rápida a la Costa fue gestión del también priista Ulises Ruiz Ortiz, cuya obra fue avanzando en sexenios posteriores con los libramientos a Ocotlán y a Ejutla, para llegar hasta Barranca Larga.

Nuevamente conflictos, que han derivado en actos mortales, como asesinatos en la zona de los Coatlanes, además de constantes protestas, han marcado la corta historia de esta vialidad, inaugurada el 4 de febrero del año pasado, aún con López Obrador y ya en sexenio de Salomón Jara Cruz.

Pero desde entonces no ha tenido un solo día, un solo día, sin problemas, como derrumbes constantes —que se agudizaron en junio pasado con el huracán “Erick”— y que causan retrasos de más de una hora en al menos cinco puntos.

No sólo está la larga espera, sino el riesgo de que alguna roca o alguna maquinaria pesada caiga sobre la superficie de rodamiento, con los consecuentes daños.

Según datos oficiales, la vía de 104 kilómetros tuvo un costo de 10 mil 640 millones de pesos y redujo de seis a dos horas y media el traslado de la ciudad de Oaxaca a Puerto Escondido; en teoría, porque en los hechos prácticamente vuelve a ser lo mismo.

Y un año, López Obrador ilusionó a los oaxaqueños conque no se cobraría el peaje; en realidad era para compensar los trabajos inconclusos pues, por ejemplo, a la fecha los sanitarios no funcionan; las casetas de cobro tardaron un año más en ser concluidos.

Y la sorpresa de este año fue que siempre sí, se cobraría a oaxaqueños y foráneos el costo de 468 por las dos casetas; casi mil pesos de ida y vuelta. 

¿CUÁLES BENEFICIOS?

Salvo la supercarretera a México, que sigue funcionando a pesar de la última afectación, las otras dos vías siguen en pésimas condiciones, una de ella, la Mitla-Tehuantepec, cerrada totalmente. 

Es inédito, como decíamos al principio, que se presuma una amplia oferta de atractivos turísticos para los visitantes, pero no hay vías rápidas para llegar a esos destinos; ¿vía aérea?, ni pensarlo para la clase popular, con los altísimos costos.

Si bien es atribución federal, el gobierno de Oaxaca ha fallado también al no exigir que haya una atención eficiente por parte de las instituciones federales y las empresas constructoras.

En diversas ocasiones, el mandatario estatal ha dicho que pugnará porque baje el costo del peaje en la supercarretra a la Costa, o cuando menos no se cobre mientras continúan las reparaciones. Pero nada.

Y Capufe, el organismo federal responsable de las autopistas y supercarreteras del país, continúa en la opacidad y la abulia respecto a las vías rápidas de Oaxaca. Ni para pensar o sugerir compensaciones a los usuarios.

Y viene otro colmo: un mayor gasto con el dispositivo Tag, que permitirá supuestamente agilizar el paso en el cobro de peaje, pero el usuario tendrá que desembolsar ni más ni menos que alrededor de 90 pesos, o más, sólo para cobrar este aparato.


 

 

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