Mariana Enriquez, una escritora de terror aferrado a lo real
CANDELARIA LÓPEZ
OAXACA DE
JUÁREZ, OAX.- La
llaman la “reina del terror”. Ella, más osada, asegura que hoy por hoy es parte
de una reducida primera generación de escritores latinoamericanos que abordan
el género, ese que se ha vuelto como un imán, sobre todo, para las nuevas
generaciones. Mariana Enriquez (Buenos Aires, 1973) vino a
Oaxaca para sellar los nueve días de actividades de la Feria Internacional del
Libro (FILO) en su edición 44 con una charla con su colega mexicano Bernardo
Esquinca, y como si se hubiese tratado de una especie de pacto, oscuridad y
lluvia crearon la atmósfera ideal. Allí, en el Zócalo capitalino, la autora de “Alguien
camina sobre tu tumba” (Anagrama, 2013) arrancó compartiendo su experiencia tras
visitar un par de cementerios en la capital, algo que goza, y de cómo en su opinión
la relación de México con la muerte es única. “Mi gusto por los cementerios tiene que ver con
la estética, lo gótico, además de que todos tenemos un muerto ‘raro’”. La de Enriquez, en sus propias palabras, es una
generación huérfana, así que un panteón se convierte en “una especie de
consuelo de que mamá o papá están allí”, aunque ahora se hayan gentrificado y
vuelto lugares turísticos. LOS
FANTASMAS De los fantasmas, señala que no cree en ellos
de manera literal y que si bien no existen en tanto no tienen materia, actúan
en el presente, y ahí están los traumas, el recuerdo de la violencia y sus
cicatrices. Tal vez por eso, cuando Enriquez habla sobre “La
sustancia”, la nueva película de Coralie Fargeat, sostiene que la atracción
hacia el terror que en ella se expone, le atrae porque le recuerda el fin del
cuerpo, ese que se arruina, que tiene una fecha de vencimiento y es real. “Lo que me preocupa, en cambio, es la fantasía
alrededor de que ese cuerpo que un día fue joven puede volver”, así como lo muestra
Demi Moore, cuya valentía aplaude porque justo ella atraviesa esa etapa en la
vida real. TERROR
LATINOAMERICANO VS ANGLOSAJÓN Y cuando habla de la diferencia entre la
literatura de terror latinoamericano y el anglosajón, señala que existe porque
en América Latina hay muy poca. “No puede hablarse de una tradición”. Recuerda que, si bien Julio Cortázar o Amparo
Dávila abordaron el género, no se reconocieron como escritores de terror, a
diferencia de la generación a la que ella pertenece, y cuyo terror, precisa, se
aferra a lo real como lo muestra en "El chico sucio", uno de los 12 cuentos que integran su libro "Las cosas que perdimos en el fuego" (Anagrama, 2016). —¿Es una venganza narco? —Nomás los narcos matan así. Nos quedamos calladas. Tuve miedo. ¿Había
narcos en Constitución? ¿Como los que me sorprendían cuando leía sobre México,
diez cadáveres colgando de un puente…una fosa común con setenta y tres muertos…?