“¡Quiero más!”: el público responde al concierto-debut de Oax-Brass en el Centro Cultural San Pablo
CANDELARIA LÓPEZ
                                       OAXACA DE
JUÁREZ, OAX.- ¿Cuándo
un repertorio de música “culta” es capaz de poner a un público de pie y hacer que
luego este, con sus ovaciones, dé forma a una nueva sinfonía y ofrezca el
encore del encore?  Quien ahora escribe lo ignora, pero lo que
ocurrió este jueves 25 en el Centro Cultural San Pablo y en poco más de 90
minutos, quizá pueda explicarlo.  Minutos después de las siete de la noche, comienza
el ritual. El sonido de la chirimía avanza hacia el foro principal del inmueble,
mientras hombres, mujeres y niños ocupan sus asientos y aguardan el inicio del recital.  Llegado el momento se presenta a los
protagonistas de la noche y el repertorio que conformará el programa: el
ensamble de metales y percusión Oax-Brass, así como piezas renacentistas,
contemporáneas y populares.  Como aperitivo, una decena de músicos
oaxaqueños y una música afincada en la entidad hace varios años, abren la gala
con “Spirit of brass” del trombonista, compositor y arreglista uruguayo Enrique
Crespo (1941-2020). La interpretación deja un buen sabor de boca.  Enseguida, una suite del instrumentista,
compositor y caligrafista Tylman Susato (1510+15-1562) traslada a los oyentes
al periodo renacentista con la interpretación de “La Mourisque”, “Mon amay” y
“La bataille”, y la solemnidad que Crespo le había “robado” a la “sala” con
“Spirit of brass” volvió.  La pausa, breve. Atletl Aadduj, un joven de
melena alborotada se planta entonces frente a la oncena de músicos para dirigirlos
al ritmo de “Tico Tico”, una canción brasileña compuesta en 1917 por Zequinha
de Abreu (1880–1935) perteneciente al género choro, “un estilo de música
instrumental que se desarrolló en Río de Janeiro en la década de 1870, floreció
varias décadas después del siglo XX y ha experimentado varios resurgimientos
desde entonces”. La solemnidad nuevamente fue cosa del pasado, y el balanceo de
cuerpos lo dejó en claro por algunos minutos.  Era momento del estreno en Oaxaca de la “Marcha
fúnebre”, de Atletl Aadduj (San Pedro y San Pablo Ayutla), una pieza
contemporánea estrenada en Alemania que, en palabras de su autor, y en vísperas
de la celebración del Día de Muertos, representa la luz y la oscuridad. La
pieza culmina con un acorde mayor que simboliza la luz que se ha alcanzado “del
otro lado”.  Toca a “Cinema Paradiso”, del compositor
italiano Ennio Morricone (1928-2020) cerrar con broche de oro la primera parte
del programa. El público, agradecido.  INTERMEDIO,
UN RESPIRO… PARA LOS MÚSICOS A poco más de media hora de iniciado el
recital, un respiro era justo y necesario, sobre todo, por los cambios de
trompeta y de estilos. Esta vez no serían cinco, sino 10 minutos para el
intermedio, se anuncia.  Pasado ese tiempo, los músicos reaparecen en
escena y juntos retornamos al periodo renacentista con la interpretación de la
sonata “Piano Forte”, del compositor y organista italiano Giovanni Gabrielli
(1557-1612), “uno de los más influyentes de su época, y quien representa la
transición de la música renacentista a la música barroca”.  Por sus matices, “la pieza permite apreciar
afectaciones a la velocidad, a la variación de ritmos, al volumen e incluso a
la manera de interpretarla”.  El final del concierto se acerca. Viene
entonces una obra llena de ritmo y energía que se ha convertido en un clásico
del repertorio para metales: “Fogo da mulata”, también de Enrique Crespo.
Complacido, el público, agradece la interpretación con sonoras ovaciones.  Con un arreglo del oaxaqueño Diego Calderón, “Pinotepa
Nacional” cerraba el programa, y los tarareos no se hicieron esperar. El
ensamble despedía su participación, pero los aplausos se prolongaron y a
petición del respetable como sólo este sabe hacerlo, sus integrantes vuelven para
ofrecer como encore “El vuelo del moscardón”, del ruso Nikolái Rimski-Kórsakov
e interpretado por Mauro Kuxy, y así coronar su debut ante un público que, de
pie, reconoce el despliegue de talento esa noche.  Al final, la libreta de comentarios dio cuenta
del éxito de Oax-Brass en su concierto debut en el Centro Cultural San Pablo:
“Una experiencia única”, “Excelente. Qué hermoso tener en nuestra tierra estos
grandes músicos”, “Quiero más”, “La vibración se siente en el cuerpo. Gracias
por la experiencia”.  
 Y sí, gracias por la experiencia a Daniel
Juárez, José Martínez, Félix Ángeles y Mauro Kuxy (trompetas); Rodolfo
Hernández, Diego Calderón y Giovanni Carmona (trombones); Victoria Moreno, José
Bautista y Atletl Aadduj (cornos); Raúl Chemil (tuba) y Hugo Martínez
(percusión), la docena de músicos que integran el ensamble de metales
Oax-Brass, cuyo propósito es fomentar la música de cámara en Oaxaca.