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  • Oaxaca de Juárez, martes, 04 de noviembre de 2025

“¡Quiero más!”: el público responde al concierto-debut de Oax-Brass en el Centro Cultural San Pablo


CANDELARIA LÓPEZ

OAXACA DE JUÁREZ, OAX.- ¿Cuándo un repertorio de música “culta” es capaz de poner a un público de pie y hacer que luego este, con sus ovaciones, dé forma a una nueva sinfonía y ofrezca el encore del encore? 

Quien ahora escribe lo ignora, pero lo que ocurrió este jueves 25 en el Centro Cultural San Pablo y en poco más de 90 minutos, quizá pueda explicarlo. 

Minutos después de las siete de la noche, comienza el ritual. El sonido de la chirimía avanza hacia el foro principal del inmueble, mientras hombres, mujeres y niños ocupan sus asientos y aguardan el inicio del recital. 

Llegado el momento se presenta a los protagonistas de la noche y el repertorio que conformará el programa: el ensamble de metales y percusión Oax-Brass, así como piezas renacentistas, contemporáneas y populares. 

Como aperitivo, una decena de músicos oaxaqueños y una música afincada en la entidad hace varios años, abren la gala con “Spirit of brass” del trombonista, compositor y arreglista uruguayo Enrique Crespo (1941-2020). La interpretación deja un buen sabor de boca. 

Enseguida, una suite del instrumentista, compositor y caligrafista Tylman Susato (1510+15-1562) traslada a los oyentes al periodo renacentista con la interpretación de “La Mourisque”, “Mon amay” y “La bataille”, y la solemnidad que Crespo le había “robado” a la “sala” con “Spirit of brass” volvió.

La pausa, breve. Atletl Aadduj, un joven de melena alborotada se planta entonces frente a la oncena de músicos para dirigirlos al ritmo de “Tico Tico”, una canción brasileña compuesta en 1917 por Zequinha de Abreu (1880–1935) perteneciente al género choro, “un estilo de música instrumental que se desarrolló en Río de Janeiro en la década de 1870, floreció varias décadas después del siglo XX y ha experimentado varios resurgimientos desde entonces”. La solemnidad nuevamente fue cosa del pasado, y el balanceo de cuerpos lo dejó en claro por algunos minutos. 

Era momento del estreno en Oaxaca de la “Marcha fúnebre”, de Atletl Aadduj (San Pedro y San Pablo Ayutla), una pieza contemporánea estrenada en Alemania que, en palabras de su autor, y en vísperas de la celebración del Día de Muertos, representa la luz y la oscuridad. La pieza culmina con un acorde mayor que simboliza la luz que se ha alcanzado “del otro lado”. 

Toca a “Cinema Paradiso”, del compositor italiano Ennio Morricone (1928-2020) cerrar con broche de oro la primera parte del programa. El público, agradecido. 

INTERMEDIO, UN RESPIRO… PARA LOS MÚSICOS

A poco más de media hora de iniciado el recital, un respiro era justo y necesario, sobre todo, por los cambios de trompeta y de estilos. Esta vez no serían cinco, sino 10 minutos para el intermedio, se anuncia. 

Pasado ese tiempo, los músicos reaparecen en escena y juntos retornamos al periodo renacentista con la interpretación de la sonata “Piano Forte”, del compositor y organista italiano Giovanni Gabrielli (1557-1612), “uno de los más influyentes de su época, y quien representa la transición de la música renacentista a la música barroca”. 

Por sus matices, “la pieza permite apreciar afectaciones a la velocidad, a la variación de ritmos, al volumen e incluso a la manera de interpretarla”. 

El final del concierto se acerca. Viene entonces una obra llena de ritmo y energía que se ha convertido en un clásico del repertorio para metales: “Fogo da mulata”, también de Enrique Crespo. Complacido, el público, agradece la interpretación con sonoras ovaciones. 

Con un arreglo del oaxaqueño Diego Calderón, “Pinotepa Nacional” cerraba el programa, y los tarareos no se hicieron esperar. El ensamble despedía su participación, pero los aplausos se prolongaron y a petición del respetable como sólo este sabe hacerlo, sus integrantes vuelven para ofrecer como encore “El vuelo del moscardón”, del ruso Nikolái Rimski-Kórsakov e interpretado por Mauro Kuxy, y así coronar su debut ante un público que, de pie, reconoce el despliegue de talento esa noche. 

Al final, la libreta de comentarios dio cuenta del éxito de Oax-Brass en su concierto debut en el Centro Cultural San Pablo: “Una experiencia única”, “Excelente. Qué hermoso tener en nuestra tierra estos grandes músicos”, “Quiero más”, “La vibración se siente en el cuerpo. Gracias por la experiencia”. 

Y sí, gracias por la experiencia a Daniel Juárez, José Martínez, Félix Ángeles y Mauro Kuxy (trompetas); Rodolfo Hernández, Diego Calderón y Giovanni Carmona (trombones); Victoria Moreno, José Bautista y Atletl Aadduj (cornos); Raúl Chemil (tuba) y Hugo Martínez (percusión), la docena de músicos que integran el ensamble de metales Oax-Brass, cuyo propósito es fomentar la música de cámara en Oaxaca.

 

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