Miles protestan por caso de racismo policial contra afrobrasileño en supermercado
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SAO
PAULO.- Las calles de Brasil se llenaron de protestas e incidentes tras el
brutal homicidio del afrobrasileño Joao Alberto Silveira Freitas, a manos de
dos guardias de seguridad en un supermercado, un episodio comparado con el del
estadunidense George Floyd. Sin
embargo, el gobierno del país, a través del vicepresidente Hamilton Mourao,
negó que se trate de un caso de racismo y afirmó que en Brasil "no
existe" la discriminación racial. ¿Cómo
mataron a Joao Alberto Silveira Freitas? El
soldador, de 40 años, murió la noche del jueves tras recibir una paliza de dos
vigilantes de un supermercado Carrefour, localizado en ciudad de Porto Alegre,
en vísperas del Día de la Conciencia Negra, celebrado hoy y que marca la lucha
por los derechos de los negros en Brasil. Las
brutales agresiones, capturadas en fotos y vídeos que fueron extensivamente
difundidos en las redes sociales, provocaron un aluvión de críticas y
conmocionaron a los brasileños. Los dos agresores fueron detenidos. Uno de
ellos es policía militar en régimen temporal y trabaja en ese supermercado en
su tiempo libre. Un
amigo de la víctima que presenció la paliza dijo al portal de noticias G1 de
Globo que, mientras era golpeado, Silveira Freitas "gritó que no conseguía
respirar", una frase que evoca la muerte de George Floyd. El
presidente y CEO del Carrefour, Alexandre Bompard, afirmó por Twitter que pidió
a la filial brasileña "total colaboración con la justicia" para
aclarar los hechos "de este acto horrible", además de una revisión
interna sobre cómo entrenan a sus funcionarios en materia de "seguridad,
respeto a la diversidad" y "repudio a la intolerancia". "Mis
valores y los valores de Carrefour no consienten el racismo y violencia",
añadió Bompard. La
filial brasileña aseguró que tomará las "medidas pertinentes para
responsabilizar a los implicados en este caso criminal" y que rompió el
contrato con la empresa de seguridad. Las
calles exigen fin al racismo en Brasil Para
mostrar su repudio, pequeños grupos de manifestantes salieron a las calles en
diversas ciudades, como Sao Paulo, Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte y
Porto Alegre. Un
millar de manifestantes marchó en el centro de Sao Paulo hasta una sucursal del
Carrefour en el barrio Jardim Paulista. Una parte del grupo arrojó piedras
contra la fachada de vidrio e invadió el establecimiento, destruyendo o
incendiando mercadería, vitrinas y otras instalaciones. Ya
en Río de Janeiro, centenares de personas irrumpieron en un mercado de
Carrefour en el barrio de la Barra da Tijuca bajo gritos de
"asesinos" y "racistas no pasarán", donde llenaron los
carritos de compra para impedir que la tienda siguiera funcionando normalmente. "Ser
negro en Brasil es que te roben tu humanidad y tus derechos, es no tener la
oportunidad de ir y venir tranquilo, el sistema de seguridad te ve como
acusado, incluso cuando eres una víctima", dijo Ricardo Fernandes, uno de
los manifestantes que boicotearon una sucursal de Carrefour en Rio de Janeiro
ocupando las cajas e impidiendo el funcionamiento normal del mercado. La
policía dispersó con gases y bombas de estruendo una protesta que se
desarrollaba frente al supermercado donde ocurrió la muerte en Porto
Alegre según mostró la televisión local. "La
demanda de la población negra es urgente. La deshumanización del pueblo negro
en Brasil es evidente", por eso "tenemos que salir a las calles, para
dar visibilidad a nuestras luchas", dijo Alexandra Tulani, de 38 años.
"Queremos tener el derecho de existir. No queremos salir en la calle y
sufrir violencia policial. Ayer un hombre negro fue muerto en un supermercado.
Eso tiene que acabar y tiene que acabar ya", completó. El
eslogan "La carne más barata del mercado es negra", inmortalizado en
la canción "A carne" de Elza Soares, una de las sambistas
octogenarias más respetadas de Brasil, inundó las redes sociales y se convirtió
en la consigna de las protestas de este viernes. "Es
un genocidio de mis hermanos, de mis hermanas, de la población negra. Eso tiene
que acabar. Estamos hartos de la muerte. Quien muere es negro, quien es
asesinado es negro, la policía mata negro, la sociedad vive inmersa en un
racismo estructural", dijo Bruna Rodrigues. Mientras
marchaban por las calles paulistas, los manifestantes sostenían además
pancartas en las que se leía "Justicia por Joao Alberto" o
"Carrefour tiene las manos sucias de sangre negra". "Es
un acto de resistencia, pero estamos cansados de ser resistencia. Solo queremos
la oportunidad de poder vivir", declaró el artista Ricardo Fernandes, de
31 años. El
gobierno de Brasil niega que haya racismo; personalidades critican dichos Preguntado
sobre el caso, el vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, lamentó la muerte
de Joao Alberto, pero afirmó que no se trata de un episodio de discriminación
racial porque "en Brasil no existe racismo". "Para
mí, en Brasil no existe racismo. Eso es una cosa que quieren importar, eso no
existe aquí. Yo te digo con toda tranquilidad, no hay racismo", declaró Mourao
a los periodistas. El
presidente Jair Bolsonaro no mencionó la muerte de Silveira Freitas, pero
afirmó por Twitter que los problemas del país "van más allá de cuestiones
raciales" y que "el gran mal" de Brasil sigue siendo "la
corrupción moral, social y política". "Como
presidente, soy daltónico: todos son del mismo color. No existe un color [de
piel] mejor que los demás. Existen hombres buenos y malos", añadió
Bolsonaro. Sin
embargo, tras los hechos salir a la luz, diversos políticos, autoridades,
instituciones y personalidades condenaron el "racismo estructural"
que impera en Brasil. Más de la mitad de los 212 millones de brasileños son
negros o mestizos y sufren elevados índices de violencia policial y callejera,
pobreza y marginación social. Además, están escasamente representados en la
política y en el ámbito empresarial. Pero el actual gobierno no reconoce dicha
situación. Si
bien representan un 56 por ciento de la población, los negros son también los
que más mueren, menos ganan y más sufren con el desempleo en Brasil. Según
datos del Atlas de la Violencia 2020, elaborado por el Fórum de Seguridad Pública,
un 75 por ciento de las víctimas de homicidio en Brasil en 2018 fueron
afrobrasileños. La
tasa de homicidios de personas afrobrasileñas en el país subió de 34 asesinatos
por cada 100 mil habitantes en 2008 a 37.8 en 2018, un aumento del 11.5 por
ciento en la década, mientras que el número de asesinatos entre personas no
negros cayó un 12.9 por ciento en el mismo período. "Nos
encontramos con escenas de violencia extrema que dejan todos indignados por el
exceso de violencia, que llevó a la muerte de un ciudadano negro en un
supermercado", expresó el centro-derechista Eduardo Leite, gobernador del
estado de Rio Grande do Sul y del cual Porto Alegre es la capital regional. El
líder del Senado, Davi Alcolumbre, destacó que el brutal asesinato
"evidencia la necesidad de luchar contra el terrible racismo estructural
que corroe" la sociedad. Por su parte, el presidente del Supremo Tribunal
Federal, Luiz Fux, recalcó que "toda violencia es desmedida y debe ser
eliminada de la sociedad". El
episodio sacudió el Día de la Conciencia Negra, jornada en homenaje al líder de
la resistencia de los esclavos Zumbí de los Palmares, en un país que convive
con un racismo estructural desde que se convirtió en el último de América en
abolir la esclavitud, en 1888. La
filósofa Djamila Ribeiro, una de las voces contemporáneas más potentes de la
lucha antirracista en Brasil, sostiene que "la naturalización y
justificación de la muerte de personas negras fruto de la violencia está
presente en los discursos políticos, jurídicos, empresariales y
mediáticos". "Que
este mes de la conciencia negra, frente a este asesinato brutal, sirva para que
los sectores de la sociedad reflexionen sobre las consecuencias históricas del
racismo", defiende Ribeiro. Con
información de EFE y AFP
