Unen fuerza y vitalidad; fallan hoy el Vargas Llosa de Novela
REDACCIÓN VIVO NOTICIAS
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GUADALAJARA.- Un hombre que toda su
vida intenta encontrarle el sentido al mal, un conflicto ideológico que permea
a lo largo de tres generaciones, la historia de un padrastro que es poeta, el
mito de Eva cuando pasa a ser verdad divina y las excursiones de pesca de los
varones de un pueblo. Éstos son los temas que inspiran las cinco
obras finalistas del Premio de Novela de la IV Bienal Mario Vargas Llosa,
dotado con cien mil dólares, que hoy se falla: La buena suerte de la española
Rosa Montero (1951), Volver la vista atrás del colombiano Juan Gabriel Vásquez
(1973), Poeta chileno del chileno Alejandro Zambra (1975), El libro de Eva de
la mexicana Carmen Boullosa (1954) y No es un río de la argentina Selva Almada
(1973). Cada una de las novelas muestra una maquinaria
totalmente distinta; representa no sólo su propia manera de ver el mundo, sino
que se perciben los universos que las rodean. Son una muestra de la fuerza, de
la vitalidad y la diversidad extraordinaria de la literatura de nuestra
lengua”, afirmó Carmen Boullosa sobre estos títulos, que fueron presentados por
sus autores en una de las mesas que integran la Bienal que hoy se clausura con
la participación del Nobel de Literatura peruanoespañol Mario Vargas Llosa,
quien entregará el premio. El libro es un artefacto de relojería. Es una
especie de misterio existencial que no tiene que ver con lo policiaco. Es sobre
el bien y el mal, y sobre la muerte y el dolor. Las religiones se inventaron
para darle al mal un sentido para que no nos destruya; y es que el mal
destruye. Hablo de ese Mal con mayúsculas, absoluto y sin sentido que nos
vuelve locos. Mi protagonista intenta encontrarle sentido al mal y no lo
halla”, narró Rosa Montero. Y es que no lo hemos encontrado. Yo sólo sé que
el arte y la búsqueda de la belleza es una manera de defenderse de ese mal que
destruye. Yo escribo para intentar darle al mal y al dolor un sentido que sé
que no tienen. Pero en esa búsqueda se va la vida, valiendo la pena”, aseguró
la autora española. Juan Gabriel Vázquez explicó, por su parte, que
su obra recrea la historia de una familia de amigos suyos y el personaje
principal es el cineasta colombiano Sergio Cabrera. “Cuento toda su vida, desde
su niñez como hijo de un exiliado republicano español, que se acerca a las
ideas de izquierda en los años 50, y a la Revolución cubana. Y su hijo crece alrededor de estas ideas. Luego viajan a la China de Mao, donde Sergio
pasa de ser un niño que va a una escuela china a ser un guardia rojo, un
militante duro del maoísmo, para después volver a Colombia e involucrarse con
la guerrilla maoísta colombiana. Narrar esto tratando de meterme en la piel y
en la conciencia de estos personajes, de desaparecer yo mismo como autor, fue
el gran reto de la novela”, agregó. Alejandro Zambra aclaró que la suya es una
novela sobre la padrastría. “El personaje principal es un padrastro. Me parece
muy significativo por su falta de aparente consistencia previa. Se puede
explicar la paternidad y la maternidad biológica y adoptiva; pero el padrastro
tiene una historia muy específica y difícil de resumir, nadie quiere ser
padrastro. Además, tenemos una lengua que sanciona y
castiga también a los padrastros y a las madrastras con un sustantivo
despectivo. Esa carga negativa tiene muchas consecuencias en las relaciones. Y
aquí el padrastro es un poeta”, detalló. Boullosa confesó que Eva “me fastidió hasta que
le escribí el libro, me persiguió, me acosó; me interesó como tema, por qué el
mito había quedado consolidado así y cómo pasa a ser verdad divina”. Y Selva Almada añadió que escuchó la anécdota
que dispara su relato en una comida de amigos. Alguien contó que había pescado una raya
gigante en el río Paraná y cómo esta acción terminó con un balazo que remata al
animal. Me pareció una escena muy potente para empezar a hablar de algo que me
causó curiosidad desde niña. Las excursiones de pesca que hacían los varones
de mi pueblo, entre ellos mi padre, era una actividad absolutamente vedada a
las mujeres y que permitía a los hombres estar varios días fuera de casa, sin
familia y sin responsabilidades, sin hijos. Siempre me preguntaba qué hacían en
esas excursiones y de qué hablaban”, señaló. *Con información de Excélsior
